Adentro y afuera. Transitamos por estos espacios sin percatarnos de sus bordes, pero ¿siempre se está en intimidad cuando se está en casa? ¿Qué de público hay en el espacio privado de nuestros cuartos? La bisagra invita a habitar estas preguntas, bailar en los bordes de nuestro adentro (casa, cuarto o cuerpo) y nuestro afuera (calle, pasillo u otros cuerpos). Tal vez así, hallemos en nuestros cuerpos la bisagra que posibilita esa danza mecida entre espacios. Bailar el encuentro íntimo con uno, es bailar al pie del abismo que es el encuentro con otros.
El Museo Cuerpos para la Empatía está comprometido con el desarrollo de nuevos modos de colaboración, involucramientos y asociación para el cuidado y manutención de colecciones patrimoniales pasadas y futuras.