¿Cómo habitamos nuestra casa durante el encierro? La casa y el cuerpo despiertan, se tocan y bailan. Se convierten en una arquitectura móvil. Es un juego entre cada trazo de la casa, el cuerpo y los objetos que toman vida, sueltan sonidos y se afectan. Este diálogo danzado busca, encuentra y observa ese camino que marcan las corporeidades entre el adentro y el afuera. Así, el espectador se une a esta danza a través de portales: uno habitado por el despertar, el juego, el ir y venir; y otro, por el dejarse llevar hacia lo no visto, hacia el afuera.
El Museo Cuerpos para la Empatía está comprometido con el desarrollo de nuevos modos de colaboración, involucramientos y asociación para el cuidado y manutención de colecciones patrimoniales pasadas y futuras.